Las pandillas tienen su punto de origen en la formación de la economía y las estrategias en políticas públicas de seguridad (la política de seguridad). En la primera parte de este artículo, intenté hacer una aproximación desde la perspectiva económica, ahora toca hacerlo desde el ámbito social-político o de las estrategias que los gobiernos han adoptado. 

Según el Instituto Universitario de Opinión Publica (IUDOP), para 1996 ya existían 20 mil jóvenes involucrados en pandillas; a finales del 2013 el Ministerio de Seguridad reveló que hay 410, 264 personas involucradas, o sea, cerca de un 8% de la población salvadoreña. Esto quiere decir que las pandillas han ampliando sus círculos y su influencia en la sociedad.

Las pandillas ya existían desde los años 1950 en Estados Unidos; para este momento, El Salvador se encontraba en plena dictadura militar y una economía pobre basada en el monocultivo del café. Entre los años 1970 y 1990 muchos emigraron a Estados Unidos, y algunos de ellos involucrándose con pandillas. Fue así que Estados Unidos en 1990, para erradicar este problema en su país, deportó a todos los asociados a pandillas. Para ese momento estábamos por teminar la guerra y teníamos que reconstruirlo económica y socialmente. Fue en este punto donde las políticas públicas debieron haber sido las estratégicas para sacar adelante a nuestro país. El país nació de vuelta en 1992.

De 1994 al 1999, poco le importó al Dr. Armando Calderón Sol erradicar el problema de la violencia, él estaba más preocupado por arreglar calles, construir puentes y levantar un país sacudido por la guerra. El agro ya no era prioridad, sino la industrialización y traer maquilas, y fue así como muchos emigraron del campo a la ciudad y/o Estados Unidos nuevamente. Con Francisco Flores nuestra economía no logro estabilidad debido a los terremotos en 2001; Flores aplicó en política de seguridad la represión: la “Mano Dura”. Que fue más publicidad que efectividad, pues durante los primeros 13 meses de vigencia se detuvieron a más de 19 mil pandilleros, de los que 17 mil fueron liberados casi de inmediato; también se dio el intento de crear la Ley Antimaras, pero esta fue bloqueado por la ONU y luego por la Corte Suprema de Justicia por violar derechos a menores… posteriormente la modificaron y fue ejecutada solo por 90 días.

El cuarto gobierno de ARENA con Antonio Saca (2004-2009), la represión aumentó. De “Mano dura” pasamos a “Súper Mano Dura”, y la violencia incrementó tanto que para 2006 ya teníamos 4mil homicidios al año. A todo esto: ¿prevención y reinserción, adonde estaba? Funes, desde 2009 a 2010 no hizo nada en seguridad, únicamente como gobierno acompañaron la Tregua entre Pandillas. El hecho que marcó la historia, fue la quema de un microbús en Mejicanos en 2010 donde murieron 20 personas e hizo que el gobierno militarizara las cárceles. La tregua entre pandillas, ha sido un punto de inflexión en la seguridad del país, pues ni el gobierno ni sus mediadores lograron definir la meta de esta, más bien los pandilleros obtuvieron más beneficios de los que ya tenían, y los homicidios no pararon.

Pasamos más de 5 años de ir venir con la tregua entre pandillas, no fue hasta este 2016 que el gobierno de Sánchez Cerén (gobernando desde 2014) sacó militares a las calles y ha logrado controlar los centros penales, aparte de las reformas al código penal donde esta prohibido negociar con pandillas, luego que miembros de ARENA y FMLN lo hicieran en las elecciones del 2014. Según datos oficiales, debido a esto, los homicidios se han reducido de 30 diarios a un promedio de 15…

¿Ha servido la mera represión y el llenado de cárceles? ¿Acaso no hay una relación gran entre las políticas sociales, la economía y la seguridad, y no lo estamos notando? Los políticos y su doble moral, no han permitido salir de este abismo: Gobiernos débiles y grandes pandillas, ese es nuestro caso.

 

*Articulo publicado en MEDIOLLENO

Publicado por Juan Carlos Méndez

Economista en el sector Industrial de El Salvador e interesado en la política.

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